El estrés oxidativo es un fenómeno que afecta a todas las células de nuestro organismo. Está relacionado con la producción excesiva de radicales libres, moléculas inestables y reactivas que pueden dañar nuestras estructuras celulares. Afortunadamente, hay formas de protegerse contra el estrés oxidativo, en particular mediante el consumo de antioxidantes, sustancias que neutralizan los radicales libres. En este artículo explicaremos qué es el estrés oxidativo, cuáles son sus causas y consecuencias, y cómo prevenirlo o reducirlo.
¿Qué es el estrés oxidativo?
El estrés oxidativo es un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad del organismo para eliminarlos o controlarlos. Los radicales libres son moléculas que tienen un solo electrón en su capa externa, lo que las hace muy inestables y reactivas. Intentan estabilizarse capturando o cediendo un electrón a otras moléculas, lo que da lugar a una reacción en cadena conocida como oxidación. La oxidación es un proceso natural esencial para la vida. En particular, permite la producción de energía, la síntesis de ciertas moléculas, la defensa contra los agentes patógenos y la cicatrización de las heridas. Por tanto, los radicales libres son necesarios para el buen funcionamiento del organismo, pero deben estar regulados por sistemas de defensa antioxidantes.
Los antioxidantes son moléculas que pueden donar o recibir un electrón sin convertirse en radicales libres. Por tanto, pueden detener o limitar la reacción de oxidación y proteger a las células del estrés oxidativo. Los antioxidantes pueden ser producidos por el organismo (enzimas, glutatión, etc.) o aportados por la dieta (vitaminas C y E, flavonoides, carotenoides, etc.). El estrés oxidativo se produce cuando la producción de radicales libres supera la capacidad de los antioxidantes para neutralizarlos. Esto puede deberse a un aumento de las fuentes de radicales libres o a una disminución de las fuentes de antioxidantes. El estrés oxidativo provoca daños en las estructuras celulares, como las membranas, las proteínas, los lípidos o el ADN.
¿Qué causa el estrés oxidativo?
El organismo produce constantemente radicales libres, sobre todo durante el metabolismo del oxígeno, la digestión y el ejercicio físico. También los generan factores externos como la exposición al sol, la contaminación, el tabaco, el alcohol o los pesticidas. Todos estos factores pueden aumentar el nivel de estrés oxidativo y desbordar la capacidad de defensa del organismo. El estrés oxidativo también puede verse favorecido por una reducción de las fuentes de antioxidantes. Esto puede deberse a una dieta desequilibrada, carente de frutas y verduras frescas, que son ricas en antioxidantes naturales. También puede estar relacionado con el envejecimiento natural, que provoca una disminución de la producción endógena de antioxidantes y una mayor sensibilidad a los radicales libres.
¿Cuáles son las consecuencias del estrés oxidativo?
El estrés oxidativo tiene efectos nocivos para la salud. Puede causar o agravar numerosas enfermedades crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson), el cáncer y las enfermedades inflamatorias (artritis, asma). También puede acelerar el envejecimiento prematuro de las células, lo que se traduce en una pérdida de la función de los órganos, una reducción de la capacidad cognitiva, una disminución del sistema inmunitario o un cambio en el aspecto de la piel. El estrés oxidativo no es inevitable. Puede prevenirse o reducirse adoptando medidas sencillas y eficaces.
¿Cómo se puede prevenir o reducir el estrés oxidativo?
- El primer paso en la lucha contra el estrés oxidativo es limitar las fuentes de radicales libres. Esto significa reducir o evitar factores de riesgo como el tabaquismo, el alcoholismo, el sedentarismo, el sobrepeso, el estrés y la contaminación. También significa protegerse del sol, evitando exposiciones prolongadas y utilizando una crema solar adecuada.
- La segunda medida que hay que tomar es aumentar las fuentes de antioxidantes. Esto significa seguir una dieta variada y equilibrada, rica en frutas y verduras frescas, preferiblemente ecológicas y de temporada. Se recomienda comer al menos cinco raciones de fruta y verdura al día, favoreciendo la variedad de colores para reflejar la diversidad de antioxidantes. También es aconsejable consumir alimentos ricos en vitaminas C y E, como cítricos, kiwis, bayas, frutos secos y aceites vegetales.
- El tercer paso consiste en complementar la dieta con suplementos antioxidantes, si es necesario. Esto puede ser útil en casos de deficiencia dietética, estrés severo, ejercicio intenso o enfermedad crónica. Existen distintos tipos de suplementos antioxidantes, como extractos de plantas (té verde, cúrcuma, resveratrol), vitaminas (C, E), minerales (selenio, zinc) o coenzimas (Q10). Es importante elegir suplementos de calidad que se adapten a tus necesidades y tolerancia, y respetar las dosis recomendadas.
En conclusión :
El estrés oxidativo es un fenómeno que afecta a todas las células de nuestro organismo. Está causado por un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad de los antioxidantes para neutralizarlos. El estrés oxidativo puede tener graves consecuencias para la salud y el envejecimiento. Por eso es esencial prevenirlo o reducirlo limitando las fuentes de radicales libres y aumentando las de antioxidantes. Una dieta sana y equilibrada, rica en frutas y verduras frescas, es la base de una buena protección antioxidante. En caso necesario, pueden utilizarse suplementos antioxidantes como complemento. En nuestra gama de complementos alimenticios, nuestros productos Living Gold y Antiox 96 son especialmente ricos en antioxidantes.
