El agua es esencial para la vida. Constituye entre el 60% y el 70% de nuestro cuerpo y desempeña numerosas funciones vitales, como el transporte de oxígeno, la regulación de la temperatura, la digestión y la eliminación de residuos. Por tanto, beber suficiente agua cada día es esencial para nuestra salud y bienestar. Pero, ¿cuánta agua debemos beber? ¿Y qué fuente de agua elegir? He aquí algunas respuestas.
¿Cuánta agua debo beber al día?
No existe una recomendación universal sobre la cantidad de agua que se debe beber al día, ya que depende de muchos factores, como la edad, el peso, la actividad física, el clima, la dieta y el estado de salud. En general, se estima que un adulto necesita beber alrededor de 1,5 litros de agua al día, lo que corresponde a entre 6 y 9 vasos. Esta necesidad puede aumentar en caso de calor, fiebre, sudoración, diarrea o vómitos. También puede variar de una persona a otra: las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, las personas mayores, los deportistas o las personas que padecen ciertas enfermedades crónicas suelen necesitar beber más agua.
Para saber si bebe suficiente agua, basta con fijarse en el color de la orina: si es clara y poco olorosa, está bien hidratado. Si es oscura y maloliente, no estás bebiendo suficiente agua. También debes escuchar tu sed, que es la señal natural del cuerpo para animarte a beber. No debes esperar a tener sed para beber, porque eso significa que ya estás deshidratado. Es mejor beber regularmente a lo largo del día, dando prioridad a los momentos en que no se tiene hambre, como al levantarse, entre comidas o antes de acostarse.
¿Qué fuente de agua elegir?
No toda el agua tiene la misma calidad. Existen distintos tipos de agua: agua del grifo, agua mineral, agua de manantial y agua filtrada. Cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
- Agua del grifo: la más accesible y barata. Se controla periódicamente para garantizar el cumplimiento de estrictas normas sanitarias. Contiene minerales esenciales para la salud, como calcio, magnesio y flúor. Sin embargo, también puede contener trazas de contaminantes, como pesticidas, metales pesados o residuos de medicamentos. También puede tener un sabor desagradable o ser demasiado dura.
- Agua mineral: procede de una fuente subterránea protegida con una composición química estable y característica. Suele ser rica en minerales y oligoelementos beneficiosos para la salud. Sin embargo, es más cara que el agua del grifo y genera residuos plásticos. También puede ser demasiado mineralizada para algunas personas sensibles.
- Agua de manantial: también procede de un manantial subterráneo protegido, pero no tiene una composición química estable ni propiedades terapéuticas. Está sujeta a las mismas normas sanitarias que el agua del grifo, pero no está tratada químicamente. Suele tener un sabor más neutro que el agua del grifo o el agua mineral. Sin embargo, tiene las mismas desventajas que el agua mineral en cuanto a coste e impacto medioambiental.
- Agua filtrada: es el agua que ha sido tratada para eliminar las impurezas que contiene. Existen varios sistemas de filtración: garrafas, filtros de grifo o bajo el fregadero, unidades de ósmosis y destiladores. El agua filtrada tiene la ventaja de ser más pura y sabrosa que el agua del grifo. Sin embargo, también puede perder algunos de sus minerales y oligoelementos. Además, requiere un mantenimiento regular del filtro para evitar la proliferación de bacterias.
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¿Cuáles son los beneficios de beber agua de calidad?
Beber agua potable todos los días tiene muchos beneficios para la salud y el aspecto físico. Por ejemplo, beber agua de calidad ayuda a :
- Prevenir la deshidratación, que puede provocar dolores de cabeza, fatiga, calambres, problemas digestivos y disminución del rendimiento cognitivo y físico.
- Favorecer la digestión, facilitando el tránsito intestinal y previniendo el estreñimiento. El agua también ayuda a diluir los jugos gástricos y a prevenir la acidez y las úlceras.
- Eliminar toxinas y desechos del organismo, estimulando los riñones y el hígado. El agua también ayuda a prevenir las infecciones urinarias y los cálculos renales.
- Ayuda a regular la temperatura corporal, evitando golpes de calor o escalofríos. El agua también ayuda a compensar el agua perdida a través de la transpiración y la respiración.
- Refuerza el sistema inmunitario, al contribuir a la producción de anticuerpos y glóbulos blancos. El agua también ayuda a prevenir infecciones e inflamaciones.
- Mantiene la hidratación de la piel, haciéndola flexible, elástica y radiante. El agua también ayuda a prevenir el envejecimiento de la piel, las arrugas y las manchas.
- Favorece la pérdida de peso, aumentando la sensación de saciedad y estimulando el metabolismo. El agua también ayuda a eliminar las grasas y a limitar la retención de líquidos.
En conclusión:
Beber agua de calidad todos los días es una medida sencilla pero esencial para nuestra salud y bienestar. Es importante elegir agua que se adapte a nuestras necesidades y gustos, prestando atención tanto a la calidad como a la cantidad. También es buena idea variar las fuentes de hidratación, tomando bebidas no azucaradas como té, café, infusiones y zumos de fruta fresca, así como alimentos ricos en agua como frutas, verduras y productos lácteos. De este modo, nos aseguramos de cubrir nuestras necesidades hídricas al tiempo que disfrutamos de los beneficios del agua para nuestro organismo.
