A medida que el cuerpo cambia con la edad, también lo hace la piel. Aparecen las primeras arrugas, y también algunas manchas oscuras, debido a las variaciones hormonales... Existen numerosos aceites vegetales antiedad totalmente naturales que pueden enmascarar estos signos de envejecimiento. Descubra en este artículo 10 ejemplos de aceites vegetales antiedad.
Aceite de borraja
El aceite de borraja es uno de los agentes antiarrugas naturales más conocidos. Su alto contenido en ácido gamma-linolénico ayuda a acelerar la regeneración celular, que se ralentiza con la edad. Este producto no sólo restaura la elasticidad de la piel, sino que también contribuye a hidratarla en profundidad. Por tanto, el aceite de borraja parece ideal para reducir las arrugas y calmar las pieles atópicas, tirantes, secas o incluso muy secas o simplemente maduras. En la práctica, suele combinarse con otro aceite vegetal antiedad, el aceite de onagra.
Aceite de onagra
Al igual que el aceite de borraja, el aceite de onagra contiene una alta concentración de ácido linoleico y vitamina E, lo que lo convierte en el ingrediente ideal para regenerar las células de la piel. También recomendado para reducir las arrugas y líneas de expresión que aparecen con la edad, restaura las capas superiores de la epidermis y ayuda a rehidratarlas en profundidad. También posee verdaderas propiedades antiinflamatorias, perfectas para calmar eczemas o psoriasis. Demasiado concentrado para ser adecuado para las pieles jóvenes, el aceite de onagra es por tanto uno de los mejores amigos de las pieles maduras, secas o irritadas.
Aceite de argán
Incluido a menudo en la mayoría de los cosméticos antiedad, el aceite de argán tiene verdaderas virtudes para reducir las arrugas y aportar flexibilidad a la piel. Obtenido por presión de las semillas del argán, un árbol que sólo existe en Marruecos, es un excelente aceite vegetal antiarrugas. El aceite de argán contiene una alta concentración de vitamina E y antioxidantes, lo que contribuye de nuevo a regenerar la piel, pero también a devolverle su resplandor y vitalidad. También protege contra el envejecimiento prematuro y las agresiones externas y tiene propiedades reestructurantes gracias a su contenido insaponificable.
Aceite de espino amarillo
El aceite de espino amarillo contiene una gran cantidad de omegas 3 y 6, que ayudan a estimular los mecanismos de regeneración de la piel. También favorece la cicatrización y es rico en antioxidantes. De color anaranjado, este aceite también contiene una alta dosis de vitamina E y antiinflamatorios, ideales para combatir los efectos nocivos de los rayos solares. Al igual que los anteriores, también ayuda a calmar la tirantez y la irritación de las pieles maduras. Por su alta concentración, suele diluirse en otros preparados más neutros y es apto para todo tipo de pieles.
Aceite de calophyllum
Menos famoso que los demás, el aceite de calófilo hace maravillas en un ámbito concreto: la reducción de las ojeras y las bolsas. Apto para todo tipo de pieles, penetra profundamente en las capas epidérmicas gracias a su alto contenido en omega 6 y alisa la piel de forma natural. Rico en oligoelementos, polifenoles y vitamina E, también tiene propiedades cicatrizantes y antioxidantes.
Aceite de cártamo
A menudo recomendado para calmar las pieles atópicas, secas a muy secas, el aceite de cártamo también posee propiedades regeneradoras, cicatrizantes y antioxidantes. En la práctica, participa activamente en la vasoconstricción de los vasos sanguíneos de la piel enrojecida y le devuelve su luminosidad. Obtenido por presión de las semillas del cártamo tintorero, refuerza la elasticidad de la piel y a veces se utiliza, como el aceite de calófilo, para reducir las ojeras.
Aceite de semillas de higo chumbo
Las pieles maduras, cansadas o muy expuestas al sol, también encuentran un verdadero aliado en el aceite de semillas de higo chumbo. A veces combinado con aceite de argán para un efecto antiedad más potente, contiene una alta dosis de esteroles y vitamina E, que estimula la regeneración de las células que componen la epidermis. Perfecto para combatir los efectos del estrés oxidativo, reestructura y reafirma la piel de forma totalmente natural. También es muy eficaz para reducir las estrías.
Aceite de semillas de frambuesa
También prensado en frío, el aceite de semillas de frambuesa es famoso por sus propiedades nutritivas y regeneradoras. Rico en antioxidantes, devuelve la luminosidad al rostro y ayuda a recuperar un brillo saludable, al tiempo que estimula la renovación celular de la epidermis. Si se aplica antes del verano, ayuda a fijar mejor el bronceado y aporta un cierto tono moreno. Además de reducir las arrugas de las pieles maduras, es especialmente hidratante y calmante en caso de irritación o enrojecimiento.
Aceite de cáñamo
Conocido por su acción tonificante, el aceite de cáñamo es también un antiarrugas natural muy eficaz. Altamente concentrado en antioxidantes, combate el efecto de los radicales libres y favorece la renovación de las células cutáneas, reduciendo así las arrugas. Al igual que los aceites anteriores mencionados, también ayuda a mantener la película hidrolipídica que protege la piel gracias a su alta concentración de ácidos grasos. Es, por tanto, un excelente medio para hidratar las pieles mixtas, secas y maduras.
Aceite de rosa mosqueta
Directamente de los Andes chilenos, el aceite de rosa mosqueta procede de la flor del escaramujo. Este aceite vegetal, rico en ácido linoleico, estimula la regeneración de las células cutáneas, devuelve luminosidad al cutis, atenúa las arrugas y atenúa las manchas marrones que aparecen con la edad. Por tanto, es ideal para pieles maduras y cansadas. A menudo combinado con aceite de cáñamo, actúa en profundidad y previene los signos prematuros del envejecimiento.
Antes de aplicar un aceite vegetal en el rostro, suele recomendarse limpiarlo a fondo la noche anterior para nutrir la piel y mantener el cutis radiante eliminando toda la suciedad.
